Arte

Las obras más importantes de Goya

Francisco José de Goya y Lucientes (1746 – 1828) ha sido sin duda alguna, uno de los artistas españoles más importantes de la Historia del Arte. Considerado el precursor de la pintura moderna influyó en buena parte de la pintura del siglo XIX avanzando soluciones impresionistas por su técnica, y de algunos movimientos del siglo XX, como el expresionismo por el sentimiento que reflejó en sus obras.

Destacó principalmente por los encargos que realizó para los monarcas Carlos IV y Fernando VII, para los que acabó siendo su pintor de cámara, e igualmente por sus obras con escenas de la vida cotidiana, de la Guerra de la Independencia, y por supuesto, por sus series de grabados como el de Los Caprichos, los Desastres de la Guerra y el de la Tauromaquia.

Estas son algunas de sus obras más importantes:

La Maja Desnuda

En el verano de 1796 el rey Carlos IV le concedía a Goya el gusto de viajar hasta Sanlúcar de Barrameda, tras ser invitado por la XIII duquesa de Alba, recién enviudada de José Álvarez de Toledo y Gonzaga, XV duque de Medina Sidonia, a su palacio, el Palacio de Doñana.

A raíz de ese momento se supo que ambos mantuvieron una pequeña relación, y aunque no sabemos exactamente de que tipo, lo cierto es que para ella pintó una serie de cuadros como el de la Duquesa de Alba con mantilla, la Duquesa de Alba en blanco, La Duquesa de Alba y la beata, y sus célebres majas, La maja desnuda y La maja vestida, las cuales y por su cronología siempre se ha especulado de que fuera también la misma duquesa la retratada.

La familia de Carlos IV

En 1799 Francisco de Goya se convertía en el pintor de la corte del rey Carlos IV, para el cual realizó numerosas pinturas, siendo la mayoría de ellas retratos destacando sobre todo los de temática cinegética y ecuestre.

Sin embargo, hubo uno que destacó por encima de todos, el Retrato de La Familia de Carlos IV (1800), de hecho, está considerado como uno de los mejores retratos que se realizaron en esta época.

En él se muestran todos y cada uno de los miembros de la familia real tratados con una gran sencillez, muy apartadas de la habitual idealización. Si se fijan bien, el conjunto del retrato podríamos dividirlo en tres grupos diferentes: A la izquierda el grupo de los Príncipes de Parma haciendo uso de una gama de colores más cálidos.En el centro, se sitúan los monarcas, los verdaderos protagonistas de la composición, con sus correspondientes hijos.Y a la derecha, el grupo del príncipe heredero en una gama de colores más fríos. Esta fue la primera obra de Francisco de Goya que entró en el Museo del Prado.

Los Caprichos

Otra de las obras fundamentales en la vida del pintor fue la serie de Los Caprichosun conjunto de 80 grabados realizados sobre cobre (calcografías), con las que quiso representar una sátira de la sociedad española de finales del siglo XVIII,especialmente dirigida hacia la Iglesia y sociedad. Entre las más conocidas se encuentran “¡Miren que graves!”, “¿De qué mal morirá?”, “El sueño de la razón produce monstruos”, “Volavérunt”, “Buen viaje” y “Tú que no puedes”.

En esta última, por ejemplo, el significado alude al grupo social conocido en el Antiguo Régimen como el Tercer Estado o Estado llano, el cual siempre estuvo sujeto a soportar todas aquellas cargas monetarias relacionadas con el pago de impuestos de las que tanto la nobleza como el clero estaban exentas. De modo que con este grabado Goya quiso mostrar ese reparto injusto, mediante la imagen de dos burros que representa a las clases más poderosas, llevados a cuestas por los hombres que representa a esa clase más humilde y desmerecedora de soportar todas las cargas.

La Guerra de la Independencia

Dentro de las obras más significativas y trascendentales de Goya son aquellas en las que plasmó su visión sobre la Guerra de la Independencia, un conflicto que vivió personalmente y que le dejó marcado por siempre. Dos son los cuadros más importantes alusivos a este periodo, se tratan del 2 de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos y el 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío.

En ambas se refleja ese dramatismo y el horror de las brutales masacres que tuvieron lugar en la ciudad madrileña durante la guerra a manos de grupos soldados franceses y egipcios.En el caso del lienzo de Los fusilamientos vemos como el principal protagonista de la obra es el pueblo. Aquí, y al igual que ocurre con algunas de las obras anteriormente mencionadas el modo de organizar la escena también es en grupos.

Por un lado, nos encontramos con el grupo de los fusilados que sí se muestran de cara al espectador, para los cuales además Goya utilizó toda una galería de retratos para plasmar como cada uno de ellos, de forma individual, se enfrenta a la muerte, llamando especialmente la atención el hombre de camisa blanca quien con los brazos abiertos parece no temer a su fatal destino.

También se encuentra el grupo de los condenados quienes esperan su turno para ser fusilados, y, por último, el grupo de los soldados franceses, que de espaldas al espectador ocultan sus rostros, para de una manera u otra quitarle importancia, dado que al fin y al cabo eran verdugos anónimos al mando de unos órdenes.

Pinturas negras

Goya pasó sus últimos años de vida retirado en una finca a orillas del río Manzanares que recibía el nombre de la “Quinta del sordo”, y fue precisamente en ella, en su casa, donde realizó sus tan conocidas pinturas negras (óleos que fueron pintados directamente sobre el enlucido de la pared) donde todo hay que decirlo, no se llaman así por su colorido, como mucha gente piensa, sino más bien por su contenido.

En total fueron 16 pinturas las que se encontraban decorando las diferentes estancias de su hogar, plasmando en ellas su propia realidad interior, demostrando así que su personalidad, su carácter, era cada vez más sombrío, pues su pintura nada tenía que ver con sus primeras obras.

Entre ellas tenemos que destacar el Aquelarre, la Romería de San Isidro, Las Parcas y El perro semihundido, una obra en la que simplemente se puede apreciar la cabeza de un perro, que se encuentra como aturdido, como con miedo de algo que está viendo, pero que no lo quieres ver, eso no es más que una representación de la incapacidad del hombre por enfrentarse ante lo que será su destino final, la muerte.

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