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5 cuentos de los hermanos Grimm que Disney nunca se atreverá a hacer

El cuento original de los hermanos Grimm, «Rapunzel», es el que todos conocemos, pero con pequeñas variantes. El príncipe que se enamora de Rapunzel termina cayendo de la torre a causa de la bruja y entonces queda ciego. La heroína del cuento, que en realidad no hace mucho para mover la acción, lo encuentra tambaleándose en el pantano en el que ella había sido abandonada por la malvada bruja después de que la última le cortara el cabello y sólo en ese patético escenario es que ellos regresan a casa de Rapunzel, quien cura a su amado por medio de sus lágrimas y así él recupera la vista para después casarse con ella. 

Los hermanos Grimm han sido la fuente de inspiración para muchas películas infantiles, sobre todo de la monopólica y amigable empresa Disney. Cuentos como «Caperucita roja», «La Cenicienta» y «Blancanieves» han sido víctimas del rayo transformador de la empresa de entretenimiento más grande del mundo y desde hace casi un siglo han visto sus trágicos —o por lo menos extraños— finales transformados en beneficio de la psicología infantil. Desde una reina que por castigo termina usando zapatillas de hierro hirviendo que la obligan a bailar hasta la muerte (Blancanieves), hasta las hermanastras «malvadas» que son mutiladas y cegadas por haber tratado mal a la protagonista (Cenicienta). Cuentos dramáticos para nuestra época que han encontrado un filtro para ser adaptados, pero los siguientes cuentos de los hermanos Grimm tienen una trama tan enferma que seguramente ni Disney, Dreamworks o Universal se atreverán a hacer en muchos años. 

«Bluebeard»

La versión original es de 1697 y fue creada por Charles Perrault. Los hermanos Grimm contaron la historia de un hombre que a lo largo de su vida se ha casado con distintas mujeres que siempre desaparecen misteriosamente, por lo que al ir a una casa donde las hermanas abundan, todas entran en pánico cuando el hombre desea casarse con la menor. Ella, después de mucha insistencia, acepta tomar como esposo al extraño «Barba azul», quien le entrega todas las llaves de su reino pero le dice que no debe entrar a un cuarto en especifico. Naturalmente, ella desea entrar ahí y a pesar de ser persuadida por su hermana, termina abriendo la misteriosa puerta. Tal es su sorpresa al encontrar los cadáveres de las antiguas esposas de su marido, que el grito que libera parece poco a comparación de la rapidez con la que Barba azul llega por ella amenazando con matarla. Finalmente, antes de que ella corra el mismo peligro que las antiguas amantes, los hermanos de la damisela en peligro matan al sádico hombre y ella hereda todo el dinero quedándose así con su «final feliz». A pesar de que el final no parece algo malo, toda la trama está llena de sádicos momentos que nunca darían para hacer una hermosa película infantil.

«The Jew Among the Thorns»

Un niño encuentra un violín mágico que pone a todo el que lo escuche a bailar. Encuentra a un judío al cual hace bailar y lo obliga a mutilarse en un gran arbusto lleno de espinas hasta que le roba todo su dinero y se va. El judío acude con la policía, la cual va por el niño y lo sentencia a morir ahorcado. Es en su celda, mientras espera el crujir de su cuello y su inminente muerte, que el niño hace sonar el mágico instrumento y comienza una cuenta regresiva para su salvación, pues ahora todos bailan. El niño, en su infinita inocencia, exige que el judío se declare culpable del crimen. Al no poder dejar de bailar, el judío no tiene otra opción que obedecer y termina siendo colgado por el crimen que no cometió. Un punto más para la infancia victoriana.

«The Robber Bridegroom»

Una doncella está feliz porque se casará con uno de los hombres más cotizados de su pueblo. Ella decide visitarlo en su cabaña en el bosque dónde una mujer le dice que debe irse, que su prometido es un hombre que mata a las mujeres y después se las come. Ella no lo cree y espera a su amor, pero la mujer la convence de permanecer oculta y usa a otra dama para que la confunda con ella. Él la mata y da paso a sus actos de canibalismo. La aterrada y aún viva mujer huye, regresa a casa y casualmente lleva a su prometido a cenar, momento en el que finalmente se pone un fin a su oscura actividad pues es arrestado. 

«The Juniper Tree»

Una bella historia familiar, si pensamos en lo que eso significaba en el siglo XIX. Una madre desea con todas su fuerzas tener un hermoso hijo. Su sueño se cumple y ella muere en el parto, y aunque su padre llora su pérdida, pronto se casa con otra mujer con la que tiene una hija. La madrastra odia al niño por ser el heredero y no su hija, por lo que un día al ofrecerle una manzana en un cofre, le corta la cabeza. Si eso no parece demasiado sádico, le cose la cabeza al cuerpo, hace que su hija piense que fue ella quien asesinó a su hermano y después convierte el cadáver del hijastro en un estofado que le da a su padre. Él acepta que es lo más delicioso que ha probado en su vida, lo que hace de esta ironía algo más grande y enfermizo. Pronto unos pájaros se posan en el árbol donde la primera esposa fue enterrada y cantan hermosas canciones. Todos adoran a los pájaros y cuando la madrastra sale a ver a las dos celestiales criaturas, una piedra cae sobre ella, lo que genera justicia en el extraño mundo de los hermanos Grimm

«The Poor Boy in the Grave» 

Si hay una historia que Disney no podría hacer nunca, es ésta. Un niño queda huérfano (Charles Dickens y los hermanos Grimm eran especialistas en niños huérfanos) y es adoptado por una rica pareja. Después de pasar hambre y sufrir toda su vida, parece que su suerte cambiará, y lo hace, pero para empeorar. La sádica pareja lo hace pasar aún más hambre y al verlo comer sin su permiso, lo castigan de formas mucho más crueles. Harto de la vida, el niño decide terminar con su sufrimiento y suicidarse con veneno. Al escuchar que su madrastra dijo que tenía veneno en una botella, él la toma a escondidas, pero resulta ser miel, con la que por fin su estómago se llena. No conoce el sentimiento, pero sabe que no está muriendo, pero recuerda que su padrastro mencionó una botella de veneno debajo de su cama. Él la bebe, pero ésta resulta estar llena de vino. Ebrio y sin hambre, decide ir a la tumba en la que muere, la muerte llega a él debido al frío y no al veneno. Podría ser el fin de la historia, pero por lo menos los hermanos Grimm decidieron darle a la putrefacta pareja un final infeliz. Al enterarse de la muerte del muchacho, el esposo se altera al pensar que tendrá que ir a la corte a comparecer por la muerte del infante y su esposa, en un intento por calmarlo, hace que la casa se incendie, por lo que el resto de sus días los pasan en miseria extrema. 

Los hermanos Grimm escribieron estos cuentos entre 1812 y 1850, y definitivamente no son nada parecidos a los cuentos para niños que vemos hoy. Sangre, mutilación, venganza y más; temas que parecen ser dignos de una película de Tarantino es lo que los niños escuchaban hace dos siglos. Así como las historias de los hermanos pueden ser bastante sombrías y tétricas para tiempos modernos, puede que llegue el momento en el que los libros infantiles de hoy, sean las abominaciones de mañana.

Fuente: 

Craked

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