Fanni Sandor esculpe miniaturas de animales anatómicamente perfectos
Además de artista es bióloga y esculpe y pinta con minuciosidad ardillas, patos, gallinas, ratones o lagartijas. Todas ellas en una escala de 1:12 o lo que es lo mismo: en un tamaño más pequeño que una uña.
En realidad, lleva haciéndolo toda la vida. Desde aquella primera escultura —con tan solo 6 años— hecha con palillos, cera, pegamento y papel . Nunca ha parado desde entonces.
«En mi país, no hay tradiciones de la fabricación de miniaturas a escala 1:12», explica Sandor, quien vive en Hungría. «Cuando tenía veintitantos años conocí el trabajo del primer miniaturista profesional a través de Internet. Estaba completamente fascinada ».
Por deformación profesional, se ha propuesto que sus diminutas reproducciones sean lo más parecido a la realidad posible. Para ello primero estudia las fotos de cada uno de los animales que va a reproducir y después realiza prototipos de bocetos de cada uno de ellos.
Esculpe meticulosamente cada pieza utilizando arcilla y alambre como materiales base, no utiliza moldes y se ayuda diferentes herramientas de estampado y remate. Tras meterlas al horno, remata la obra con un pequeño cincel que utiliza para afinar con los detalles.
Por último, les da color pintándoos. En ocasiones utiliza también piel sintética y plumas para conseguir, aún, un mayor realismo en unas figuras tan pequeñas como para posarse en uno de los dedos de la mano.
Sandor, quien en 2016 se convirtió en miembro de The International Guild of Miniature Artisans, tarda de dos día a dos semanas en realizar cada una de estas piezas de ternura y simpatía infinitas, ¿no os parece?