Editorial

LIMITAR…

“El capital no tiene principios, tiene intereses”. – Octavio Paz

Se escucha que se debe poner un límite al crecimiento económico, redireccionándolo. Los super ricos, cuyas fortunas están en ocasiones ligadas a  actividades altamente contaminantes: combustibles fósiles, alimentos y elementos procesados, etc. y son también ecocidas, esto es, enemigos del planeta. En Londres cada día vuelan sus aviones Lear jet, Gulfstream, y  hasta 737s, llevando a 1 o 2 personas en viajes a N.Y., Rusia o Emiratos, y cargando 25,000 litros de combustible, se dirigen a sus mansiones o a sus super yates, que consumen 500 litros de diésel por hora, todo esto, construido con bellos y costosos materiales extraídos, depredando hermosos lugares que no alcanzan a recuperarse.

Investigaciones recientes indican que la riqueza es con mucho el factor más determinante en el impacto ambiental. El dinero conquista todo. Los ricos son los menos afectados por el desastre,  y los pobres son y serán los más pronto afectados. Bill Gates dijo en una entrevista que está promoviendo productos e industrias más eficientes en el uso de combustibles fósiles. Eso está muy bien, pero estudios serios dicen que no es lo que tu hagas lo que puede contribuir  a esa reducción, es lo que dejes de hacer lo que efectivamente ayuda a reducir el impacto ambiental.                                                                       

Limitar el crecimiento económico a todos los niveles, sin pauperizar a los más vulnerables, requiere cambios estructurales que implican intervención política y también innovación tecnológica. Tal vez la más radical acción que deberíamos tomar sería, limitar nuestras aspiraciones materiales. La continua búsqueda de la riqueza en un mundo que ya tiene suficiente, aunque muy mal distribuida, es por supuesto las fórmula perfecta para la destrucción masiva.  El “Limitarismo” debería ser para los ricos un tope a su riqueza, tal como existe un tope a la pobreza. Esta idea es vista como una blasfemia en nuestro capitalismo canibalizado, aunque la vida en esta tierra depende cada vez más de la moderación.                                                                                                        

                                                       

Los gobiernos están subsidiando 1000 veces más a proyectos relativos a combustibles fósiles que a proyectos de regeneración natural, como la siembra y mantenimiento de árboles, sólo el 2% va a estos proyectos. La siembra de árboles es un método sencillo y barato que se desarrolla solo. Los árboles que absorben dióxido de carbono y producen oxígeno, limpiando nuestra atmósfera vital, una solución natural para restaurar el equilibrio. Actualmente, en el mundo, desaparecen bosques al equivalente de 30 campos de futbol por minuto! No podremos tener éxito en reducir el cambio climático sin apoyarnos en la naturaleza.                                                             

                             

“La Guëra Rodríguez” (1778-1850) Doña María Ignacia Rodríguez de Velasco, autora de la frase: “fuera de México todo es Cuahutitlan”. Mujer extremadamente bella e inteligente, generosa y muy querida, que apoyó la independencia, volvió locos, entre otros, al barón de Humbold, quien dijo que no había visto mujer más bella en todas sus travesías; a Agustín de Iturbide, quien mandó desviar un desfile conmemorativo para que pasara por debajo de su balcón; y a Simón Bolívar  “el caraqueñito” a quien hubo de regresar a Venezuela pues vertía comentarios imprudentes que no gustaban a las altas esferas. Ella también desdeñaba a quienes pretendían hacer pasar las apariencias por evidencias. Casó tres veces y tuvo 3 hijas, sólo le sobrevivió una. Al final tomo los hábitos franciscanos por los más humildes, la inmovilizó la parálisis, se entregó a Dios, pero nunca perdió la luz de su entendimiento.                                                                                                                                                                                   

El arquitecto, como el buen artista, no se jubila, la experiencia del paso del tiempo les permite a algunos,  producir ideas sólidas y maduras. Arquitectos en plena actividad, recientemente mueren a los 90-100 años son Cesar Pelli, e I.M. Pei,  y con 90 años y aun  produciendo: Frank Gerhy.  La arquitectura es más una pasión que una profesión. No hay abejas holgazanas. Admiro a la gente que fracasa porque pueden empezar de nuevo. La comunicación y la tecnología impacta a algunos jóvenes que, en sus dispositivos, escriben y modifican hábilmente lo escrito, pero no pueden llevar una conversación fluida, no consiguen estructurar sus pensamientos en palabras para ser dichas.

  • Jaime Claudio Pérez García

DE

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