Editorial

MIGRAR…

«A menudo, mi cabeza no sabe nada de lo que mi mano está escribiendo.» -Wittgenstein

Migrar, que es parte de todas las cosas, aplica a toda la naturaleza, es una manifestación del cambio permanente de todo lo existente. Las aves, el caso más notorio, indican ciclos naturales presentes desde el origen de los tiempos. La tendencia de la migración es del campo a la ciudad, y muy poco de la ciudad al campo, pero hay ambas corrientes.
Con la automatización de la agricultura y los sistemas de riego, sobra mano de obra en el campo que debe ser absorbida por las áreas urbanas, lo que se queda es economía de subsistencia.

Las oleadas de migrantes no son nuevas, son más notorias por los dramas que han surgido. Desde hace unos 200 años, las ciudades y pueblos de EUA, han sido pobladas y han recibido cultura de los migrantes, entonces había oportunidades que han ido cambiando. Conjuntos en forma de economías de desarrollo identificadas casi siempre por alguna habilidad específica (los que hacen queso, los que cultivan tal o cual cosa, los que explotan las minas, etc.) Un migrante es alguien que quiere y desea trabajar, aprender y enseñar.

Hemos satanizado a los migrantes (los sin historia) por su sola condición, como si todos fueran unos delincuentes, que los hay, claro, pero serían los menos, e identificables, sin recordar que el avance de la civilización tiene uno de sus pilares en la migración y el intercambio. Debemos indagar más sobre ellos, su historia y aspiraciones. Migrar no es más que ir en busca, tomando riesgos, de mejores oportunidades de vida. Tal vez hasta algunos sean lo mejor de sus comunidades, o en huida por inseguridad (caso salvadoreños por la Mara). El hecho de que sean caravanas hace pensar en alguna organización, de afines con un mismo fin. Difícil que sean delincuentes todos. La clave es hacer coincidir la necesidad con la disponibilidad. Todos estamos migrando en las diferentes etapas de nuestras vidas, y como sociedad todavía somos bastante inocentes y poco solidarios. Nuestras vidas son complicadas pues a falta de conciencia
ciudadana están las reglas de comportamiento en sociedad. Nunca algo es todo, y cada solución genera problemas nuevos.

Hoy los negocios cambian en 5 a 10 años, antes era cada 20 a 30 años, los cambios son tan vertiginosos que más que aprender teorías y cosas, deberíamos aprender a Aprender. En nuestras sociedades es difícil resolver los problemas antes de que se presenten, normalmente intentamos resolverlos cuando se están presentando o a punto de hacer crisis. Aquí, en base a una acción que intenta solucionar algo, creamos un problema que luego nos dedicamos a resolver. Es un camino más escarpado, pero es válido, y como los problemas están vivos y están evolucionando, tal vez los sistemas se hacen más flexibles, preparándonos para contingencias inesperadas, a veces, las condiciones económicas no permiten soluciones de conjunto. El corazón es el enemigo del cambio, y el conocimiento domina la economía.

Algo completamente nuevo es que el comercio mundial se ha convertido en una muy efectiva arma de disuasión política. Estuvimos y estamos poseídos por el miedo, en principio el miedo a la muerte, de la que nadie quiere hablar ni pensar. Todo puede terminar en cualquier momento, y las mejores lecciones vienen de los fracasos. Todo hay que aprender, incluso a
morir, decía Flaubert.

Si añoras vivir en tu ranchito, ahí está el campo. La ciudad es una suma, más o menos desordenada de intereses y propiedades, publicas y privadas. En algunas de nuestras ciudades es tan deficiente el transporte público, que vivir lejos de los centros urbanos es una ineficiencia económica y de tiempo para un gran número de familias, y otro motivo de la fiebre por tener un auto. Si deseamos estar donde está la acción, debemos vivir en una mayor densidad urbana, más centralizados para no sufrir distancias exageradas de transporte. Sí, necesitamos ciudades más humanas, mejor planeadas, no necesariamente más caras, la clave está en la sutileza, tenemos capas, como una cebolla. Un jardín es la naturaleza intervenida por la inteligencia. El jardín de Epicuro, que era la burla de Platón, pues filosofaba ahí con mujeres y vino, Platón lo hacía caminando y preguntando, pero en grupos solo de hombres.

«La razón de tus éxitos pasados puede ser la causa de tus fracasos futuros» -I. Adizes

Jaime Claudio Pérez García

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