Urbanismo y Construcción

Cómo transformar un interior contaminado en un hogar saludable

Con la mayor parte del mundo viviendo en ciudades y pueblos en crecimiento, las personas tienden a pasar la mayor parte de su tiempo en espacios interiores. Cuando no estamos en casa, estamos trabajando, aprendiendo o incluso participando en actividades de esparcimiento en entornos cerrados. Sumando todo, pasamos el 90% de nuestro tiempo en el interior. Por lo tanto, es esencial garantizar una calidad ambiental interior cómoda, productiva y saludable, siguiendo parámetros bien regulados y prácticas de diseño que consideren la temperatura, la iluminación, la contaminación acústica, la ventilación adecuada y la calidad del aire que respiramos. Esto último es especialmente importante, ya que, al contrario de lo que podríamos pensar, la contaminación del aire es mucho mayor en interiores que en exteriores.

El aire interior no solo puede causar molestias y afectar la productividad, sino que también podría convertirse en una amenaza potencial para la salud de los ocupantes, ya que podría contener una amplia gama de contaminantes gaseosos y transportados por el aire, incluidos productos químicos volátiles, partículas y contaminantes biológicos. Estos elementos tienden a manifestarse en nuestro entorno inmediato, y se adhieren a diferentes elementos, acabados o incluso en materiales domésticos de uso diario. El aumento de los niveles de exposición puede causar problemas de salud como asma, infecciones e intoxicación. De hecho, casi la mitad de todas las enfermedades respiratorias son causadas o agravadas por la mala calidad del aire interior.

Contaminación del aire exterior - Calidad del aire interior / Ilustración por Elisa Géhin. Image Courtesy of Saint-Gobain

Además, algunos de estos contaminantes no pueden ser fácilmente detectables y percibidos por los habitantes del hogar, lo que los expone a un mayor riesgo. Es importante, entonces, conocer los diversos contaminantes emitidos o generados por la mayoría de los materiales y productos que dan forma a los espacios que habitamos diariamente. Exploraremos las consecuencias de elegir algunos de los materiales más comunes y presentaremos algunos productos «activos» como alternativas que incluso podrían ayudar a mejorar la calidad del aire interior.

Es sorprendente saber que en muchos casos la contaminación del aire es 100 veces mayor en interiores que en exteriores. Esto nos haría considerar los numerosos tipos y fuentes de contaminantes que existen en nuestro entorno diario constante.

© Francisco Nocito

¿Cuáles son los principales contaminantes del aire y cómo se manifiestan en el hogar?

Los contaminantes interiores son de varios tamaños y composiciones. Pueden ser microorganismos como hongos y mohos, los cuales se desarrollan en superficies y pueden identificarse visualmente como ‘estructuras manchadas de espuma’. Tienden a crecer en ambientes húmedos y cálidos (nivel de humedad del 70% al 95%) y se pueden encontrar en espacios con poca ventilación o materiales húmedos. Los mohos pueden liberar partículas de esporas en el aire, contribuyendo a su propagación y potencialmente perjudicando la salud de los ocupantes.

Otros tipos de microorganismos contaminantes son las bacterias, que son organismos vivos unicelulares que se encuentran a nuestro alrededor, ya sea en las superficies, el aire, el polvo o el agua. Si bien la mayoría de las bacterias son generalmente seguras, algunas especies pueden ser dañinas, especialmente para los habitantes vulnerables. Existen múltiples fuentes de bacterias en el interior, ya que pueden emanar del aire exterior, de los propios ocupantes (por ejemplo, material diario traído al hogar) o desde sistemas de ventilación mal mantenidos.

Algunos contaminantes biológicos también podrían ser moleculares como las endotoxinas (5), que son complejos moleculares transportados por ciertas bacterias. Los alérgenos también son contaminantes de tipo molecular, que pueden provenir de esporas de moho, insectos, mascotas, roedores, etc.

Las partículas, incluyendo el virus y el polen, constituyen la tercera forma de contaminantes del aire interior. Por lo general, también se llevan a la casa desde fuentes externas (visitantes o flujo de aire).

Existen múltiples fuentes comunes de partículas en el aire que podrían emanar del aire exterior, suministros de limpieza y humo. También podrían desarrollarse debido a diseños ineficientes que causan circulación de aire y ventilación inadecuadas.

Contaminación del aire interior / Ilustración por Elisa Géhin. Image Courtesy of Saint-Gobain

También se deben mencionar otros contaminantes del aire interior. El dióxido de carbono (CO2) es un contaminante del aire interior que puede tener efectos nocivos en el bienestar humano, y su principal fuente de emisión interior se crea simplemente exhalando humo de tabaco o mediante la combustión de electrodomésticos. Si consideramos que los valores típicos de CO2 en el aire exterior (OAV) se mueven entre los 300 y 500 ppm, podemos notar que estos tienden a ser mucho más altos en interiores, con una concentración máxima recomendada entre los 600 y 1000 ppm, según los estándares adoptados.

Los compuestos orgánicos volátiles (COV), con el formaldehído (5) dentro de los más comunes, pueden emanar de materiales de construcción y acabados fabricados o naturales, como aglutinantes, pegamentos, recubrimientos, pinturas e incluso algunos tipos de madera. También podrían originarse en muebles para el hogar, incluyendo telas y alfombras, o a través de productos químicos de limpieza utilizados cotidianamente. Los VOC son extremadamente preocupantes, ya que pueden evaporarse fácilmente a temperatura ambiente y se encuentran en concentraciones mucho más altas en interiores debido a la falta de oxidación de la luz UV.

Por último, algunos contaminantes gaseosos comunes, como el gas radón, simplemente se encuentran en la tierra por la descomposición del uranio natural del suelo y el agua, y se propagan a los hogares a través del aire y los cimientos de los edificios.

© Sweng Lee

Sin embargo, diferentes microorganismos se comportan de manera diferente en entornos tradicionales. Por ejemplo, cuando existen ciertas condiciones favorables (temperatura, disponibilidad de agua, nutrientes, etc.), las bacterias u hongos (incluidos los mohos) se multiplican y proliferan. Esto se aplica en el agua, el aire y en superficies inanimadas. Sin embargo, en tales entornos los virus solo sobreviven durante ciertos períodos finitos, ya que son inertes fuera de su anfitrión y no pueden multiplicarse. De ahí la necesidad de incluir una solución que trate todas las formas de contaminantes en diferentes condiciones.

Efectos de los contaminantes del aire interior en la salud humana

Los contaminantes biológicos de interior afectan el bienestar de los habitantes según distintos factores y tasas de exposición. En condiciones interiores menos que óptimas, los VOC, CO2, moho y otros contaminantes se acumularían, creando así problemas de salud graves. Una persona sensible expuesta continuamente a ciertos contaminantes biológicos podría desarrollar asma, especialmente en entornos con signos de humedad o presencia de moho. De hecho, la exposición temprana al moho se ha asociado con el asma que afecta a los niños pequeños.

© Hiroyuki Oki

Algunos contaminantes del aire interior también se han relacionado con dolores de cabeza y problemas de concentración, y múltiples estudios (4) sugieren que los niveles elevados de CO2 afectan el rendimiento de las personas. Sus resultados mostraron que la función cognitiva sería menos eficiente con mayores tasas de CO2.

También se ha demostrado que otros químicos y contaminantes (COVs, como el formaldehído) afectan la concentración de los ocupantes. Además, pueden causar problemas más graves como irritación, reacciones alérgicas, infección e intoxicación. El Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología también ha declarado que el 50% de todas las enfermedades respiratorias son causadas o agravadas por la mala calidad del aire interior.

© Takumi Ota

Las tasas recomendadas se pueden encontrar a través de varios estándares, por ejemplo la ASHRAE 62.1 o incluso algunas guías de la OMS. Estas referencias son un recurso valioso al diseñar cualquier proyecto, ya que especifican las tasas de ventilación necesarias para las nuevas construcciones y las necesarias para mejorar la calidad del aire interior en los edificios existentes. Muchos de esos estándares también destacan los niveles máximos de contaminantes en el aire (específicos para cada contaminante) requeridos para mantener una calidad de aire interior aceptable.

Sin embargo, la medición de contaminantes biológicos aún no es una opción fácil y accesible para los usuarios habituales de edificios. Por lo tanto, las tasas inapropiadas de contaminantes del aire interior rara vez se notan antes de que surjan molestias físicas y posibles complicaciones de salud. Dado que es difícil controlar o arreglar lo que no se puede medir, los diseñadores deben recurrir a soluciones preventivas de diseño para reducir y controlar la contaminación del aire interior.

© Mariela Apollonio

¿Cuáles son los desafíos?

Además de la incapacidad de los ocupantes para medir fácil y constantemente las tasas de contaminantes del aire interior, se deben destacar otras dificultades. Por ejemplo, los COVs y otros contaminantes gaseosos no pueden ser filtrados ni capturados.

Otro punto a considerar es que los contaminantes biológicos no pueden existir en nuestro medio ambiente a menos que tengan agua líquida. La humedad permite el crecimiento y la propagación de contaminantes del aire interior. Por otra parte, niveles moderados de humedad entre 30% y 60% también son un medio para lograr la comodidad humana en interiores. En otras palabras, prosperamos en gran parte en el mismo rango que algunos de los contaminantes biológicos que nos rodean.

© Creative Photo Room, Maria Efthymiou

¿Cuáles son las mejores estrategias preventivas?

Una buena arquitectura y diseño son los medios más importantes para reducir y controlar el crecimiento de contaminantes del aire interior. Los arquitectos deben considerar múltiples parámetros, incluso antes de establecer el diseño de una casa o edificio, para la comodidad y el bienestar de sus ocupantes. La ventilación adecuada, la exposición a la luz natural, el aislamiento de la envoltura del edificio y la utilización de materiales no tóxicos y de origen sostenible, se encuentran entre las prácticas a considerar al trabajar en cualquier proyecto. Idealmente, se debe adoptar una mentalidad basada en la comodidad desde la fase previa al diseño hasta su mantenimiento futuro. Existen muchas soluciones de diseño inteligente para proporcionar una calidad de aire interior saludable.

© Pedro Kok

La ventilación natural adecuada es una de las primeras consideraciones al diseñar una casa. La orientación del edificio y un diseño de aberturas bien estudiado promoverían un flujo de aire efectivo a través del espacio, utilizando por ejemplos la ventilación cruzada o las torres de enfriamiento. La implementación de un sistema de ventilación híbrido en interiores contribuiría a la dilución de algunos contaminantes.

Junto al diseño de una vivienda con una ventilación adecuada y bien controlada, el arquitecto debe considerar administrar las fugas de aire del edificio, manteniendo una presión de aire interior estable. Si bien la ventilación natural es importante, también implica que el aire perdido se debe reemplazar para que exista una presión de aire neutral entre el interior y el exterior. Es crucial no permitir la infiltración de aire sin control, ya que esto podría generar contaminantes adicionales.

A pesar de que generalmente se prefiere la ventilación natural –debido a que se considera libre de CO2 y los sistemas mecánicos utilizan demasiada energía–, podrían surgir riesgos de la renovación natural del aire si no es bien estudiada, facilitando el ingreso de la contaminación y otras micropartículas presentes en el exterior. Aislar los espacios de conexión es una manera de minimizar el efecto chimenea. Desconectar y compartimentar los espacios es otra opción que podría ayudar.

© Fernando Alda

Además de lo anterior, un medio efectivo también podría ser la implementación de sistemas inteligentes de ventilación mecánica o aire acondicionado, con filtros adecuados y recuperación de calor/frío. Complementarios a la ventilación natural, los sistemas artificiales de calefacción y refrigeración interior podrían estar equipados con filtros específicos que reducirían las tasas de partículas en el aire. Es importante considerar que los filtros de fibra de vidrio estándar no siempre son los más efectivos, ya que según ciertos estándares, el valor de informe mínimo de eficiencia recomendado (MERV) debe ser de 8 o más, mientras que los filtros domésticos típicos alcanzan valores de 4 o 5. Es necesario notar que los filtros adecuados generalmente no pueden adaptarse a todos los sistemas de ventilación estándar y requieren de mantenimiento constante.

Los estándares efectivos de ventilación y filtrado también pueden revisarse a través del informe Science for Policy del Joint Research Center (JRC). Es una base informativa de estándares europeos a la que podemos recurrir, ya que a través del Informe HELTHVENT WP5 (2012), evalúa los estándares de ventilación relacionados con la calidad del aire interior y los compara entre 16 países. Es un documento especialmente importante para dar seguimiento a las recomendaciones de filtrado de ventilación mecánica que todavía no se aplican con demasiada frecuencia en las viviendas europeas.

© Emma Cross

Otro paso muy importante es controlar la humedad y promover la deshumidificación. Esto podría comienzar con un proceso de construcción en seco que incluya estructuras de acero o madera. Una estructura y una envolvente secas son clave para mantener una tasa de humedad controlada, que sea cómoda para los ocupantes pero que inhiba el crecimiento de mohos u otros contaminantes. Buscar materiales y acabdos secos de construcción también es un buen paso para promover una calidad saludable del aire interior.

Finalmente, una de las formas más efectivas para mitigar la propagación de contaminantes del aire interior es elegir el mejor material. Es posible reducir y eliminar las fuentes de contaminación si utilizamos materiales modernos no tóxicos. Buscar artículos con etiqueta ecológica o certificados de salud es una buena solución para disminuir la contaminación del aire interior. Diseñar edificios y viviendas con elementos fabricados con nuevas tecnologías también pueden contribuir a alcanzar certificaciones como BREEAM, LEED y WELL.

© James Morris

Materiales como los techos y las placas de yeso Activ’Air® ayudan incluso a capturar contaminantes, diluyendo hasta el 70% de los VOCs presentes en interiores. Ofrecen una tecnología pasiva y, por lo tanto, duradera, que diluye los gases capturados independientemente de las temperaturas. No requieren mantenimiento ni regulación y, por lo tanto, son más efectivos para reducir el formaldehído que la ventilación adicional.

Su practicidad también radica en el hecho de que se disponen en la base del edificio o en su interior, a diferencia del material de acabado superficial (por ejemplo, recubrimientos), los cuales serían más propensos a sufrir daños y no ofrecen las mismas funciones de purificación. Además, los paneles Activ’Air son igual de efectivos a través de capas de pinturas a base de agua, acrílicas o epoxídicas, e incluso a través de papel tapiz transpirable (probado en Eurofins y en el laboratorio VITO para garantizar la audiencia de validación de terceros, incluida la EN 16000-23). La elección de estos materiales inteligentes también entrega la flexibilidad para crear interiores limpios y estéticamente agradables, observando que los espacios funcionales y saludables no necesariamente deben parecer aburridos o estériles.

Diagrama Activ'Air. Image Courtesy of Saint-Gobain

La implementación de este tipo de materiales de dilución de toxinas es una de las formas más fáciles de mantener una calidad segura del aire interior, ya que ofrece una solución más práctica y asequible para las nuevas construcciones, pero también en proyectos de restauración y renovación. Estos últimos habitualmente están limitados dentro de entornos poco prácticos con una falta de ventilación adecuada e infiltración de luz, y los departamentos y viviendas más antiguas a menudo pueden presentar un mayor nivel de humedad. Por lo tanto, los paneles de yeso que se alimentan de VOCs pueden ser una forma ideal de contrarrestar los mohos existentes y los contaminantes biológicos en una casa preexistente, ya que Activ’Air® funciona incluso después de múltiples renovaciones y redecoraciones, reduciendo el formaldehído permanentemente y a largo plazo.

Como lo han demostrado los últimos meses, es probable que los seres humanos enfrentemos emergencias sanitarias nunca antes vistas. En este sentido, pasar más tiempo en espacios interiores se ha considerado como una solución. Sin embargo, si no se mantienen, controlan y diseñan correctamente, nuestros hogares pueden albergar muchos más contaminantes de los que percibimos. Algunas elecciones inteligentes podrían ayudarnos a manejar más conscientemente la calidad ambiental de los espacios, aumentando así nuestro bienestar general.

© Monika Sathe Photography


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