Arte

El secreto detrás de las mejores pinturas de René Magritte

René Magritte es un exponente del Surrealismo que continuamente es eclipsado en popularidad por la excentricidad de hombres como Salvador Dalí, la revolución pictórica de Pablo Picasso o la popularidad de la misma Frida Kahlo; sin embargo, el Surrealismo de Magritte se inscribe en la historia del arte con una forma distinta de representar la cotidianidad. Lejos de los viajes oníricos y la interpretación de los mismos que promovía la principal corriente impulsada por André Breton, el estilo siempre sobrio y elegante del pintor belga produce sensaciones de sorpresa y duda, en un diálogo acertivo y profundo que rompe con la cotidianidad del pensamiento a partir de objetos comunes. ¿Cuáles son los secretos que se esconden detrás de las mejores pinturas de Magritte? Conócelos aquí:

Golconda (1953)

M7 – Laura Pazienza Signo

El surrealismo de Magritte experimenta su lado más crítico en el contexto de esta obra. Una multitud de hombres de idéntica apariencia flota sobre el cielo de una ciudad con luz de día. Cada uno de ellos lleva un bombín que dificulta la visión de sus expresiones faciales; sin embargo, se mantienen impávidos, suspendidos y aparentemente estoicos ante tal escenario.
¿Cuál es el secreto detrás de los misteriosos hombres? El mismo pintor respondería que «no significan nada, porque el misterio tampoco significa nada», sin embargo, en su explicación de la obra, el surrealista belga llega a una interpretación más profunda que permite dilucidar lo que se esconde en «Golconda»: «He aquí una multitud de hombres, todos diferentes. Pero como al pensar en multitud no se piensa en el individuo, los hombres están vestidos de la misma manera, con la mayor sencillez posible (…)». El pensamiento contemporáneo, la multitud de espacios en que la sociedad se hace presente como un ente con vida propia, arranca al ser humano de la posibilidad de singularidades que irrumpan en el proceso, creando un pensamiento diferenciado que va desde las actitudes e ideas hasta la forma de vestir y expresarse.

La traición de las imágenes (1929)

magritte la pipa

Magritte estuvo fuertemente influenciado por la lingüística, especialmente por la sugerente dicotomía entre significado y significante, entre las palabras y las cosas. A primera vista, una de sus obras más famosas está basada únicamente en la ruptura semántica de la representación con el objeto material; sin embargo, la pipa es mucho más que una aproximación a los límites del lenguaje por medio de una irrupción gráfica que genera extrañeza. «La traición de las imágenes» ahonda en la diferencia entre realidad y representación, entre idea y materia, propone un diálogo clásico entre dos corrientes filosóficas antagónicas donde caben tantas discusiones en el mundo, ya sea a través de las ideas o la materialidad como principio de la conciencia.

El hijo del hombre (1964)

magritte el hijo del hombre

El enigmático lienzo que presenta a un hombre vestido de traje, bombín y corbata roja, con la cara cubierta parcialmente por una manzana, carece de un significado ascético. Muchos críticos de arte le dan una justificación a la manzana, fruto comúnmente asociado con el pecado original, y sitúan al mismo Magritte como una especie de Adán. Al pintor le molestaba sobremanera la interpretación fantasiosa de sus obras, la búsqueda continua de significados ocultos y simbolismos dentro de sus trabajos le parecía un lastre para la pintura. La idea de mostrar a un hombre y una manzana flotando frente a su cara es una representación de objetos comunes que al relacionarse causan extrañeza en el espectador, un quiebre con la idea de realidad que domina en el pensamiento racional y un llamado a la posibilidad de múltiples expresiones, distintas a las que la sociedad está acostumbrada ver.

Los amantes (1928)

los amantes magritte

A primera vista, la obra es sencilla y su interpretación no puede estar demasiado alejada de la realidad, siendo una imagen que reconocemos y asociamos comúnmente con el amor: un hombre y una mujer besándose, pero no de una manera común como en cualquier parque o restaurante, sino con un objeto de por medio, una tela que impide el contacto directo de ambos. La textura de sus labios, su temperatura, lo húmedo de sus bocas y todas esas sensaciones quedan reducidas al pedazo de tela que se interpone entre ambos.

Para todos aquellos que alguna vez en su vida han experimentado la sensación de besar, el obstáculo atrapa completamente la atención, posicionándose como un elemento no deseado, incómodo para el espectador y el acto en sí pasa a segundo término. Esta experiencia sensorial, la magistral forma en que un simple trapo se constituye como una barrera para concretar el amor, es la verdad tras «Los amantes», que constantemente recibe interpretaciones tan variadas como la exclusión social, un romance prohibido o bien, un amor secreto.

El espejo falso (1928)

magritte el espejo falso

A pesar de no ser la obra más reconocida del pintor belga, es la que resume de mejor forma todo el significado de su trabajo pictórico. La representación es sutil y provocativa al mismo tiempo: un ojo humano es inspeccionado muy de cerca, a tal grado que refleja lo que está mirando: el cielo azul con nubes pasando a través de la córnea. En la antigüedad, distintos filósofos creían que los ojos eran el órgano más importante del ser humano, porque a través de él se percibe la realidad más tangible, como con ningún otro. ¿Cuál es la importancia del ojo para el pintor surrealista? Se trata de la expresión gráfica del conjunto de su obra: la relación imperfecta entre la realidad y la materia. Los ojos juegan un papel preponderante, porque es a través de ellos que el hombre se apropia de los conceptos y los reproduce en su conciencia. La mirada configura un reflejo siempre inacabado de la realidad, de forma que el sujeto cognoscente nunca se podrá realizar en la infinita complejidad de lo real, pero siempre encontrará distintos tipos de reflejos del mundo terrenal.  

A partir del juego entre idea y materia, René Magritte propone un constante despertar de los sentidos, una irrupción permanente entre objetos cotidianos dispuestos en formas impensadas que crean en el observador una duda, suficiente para dar por exitosa la introspección del mundo a través de los ojos del pintor.

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