Urbanismo y Construcción

Casa jardín / HANGHAR

En una pequeña aldea de la comarca de Cameros en la sierra riojana, se encuentra una vivienda muy singular. A diferencia de las estructuras de alrededor, la vivienda se caracteriza por una monumental y singular fachada de cinco plantas, con gruesos muros de piedra y huecos simétricos. Cada planta, iguales en distribución y dimensiones, se conecta por una imponente escalera helicoidal de madera rematada por un lucernario que permite la entrada de luz cenital. 

Diagramas
Diagramas
Geometría
Geometría
© Max Hart Nibbrig
© Max Hart Nibbrig

En la planta más baja, junto al antiguo barranco de la aldea y salvando el desnivel del terreno, se encuentra un espacio estrecho y alargado antiguamente reservado a los animales y almacenamiento. 

© Max Hart Nibbrig
© Max Hart Nibbrig
Planta
Planta
© Max Hart Nibbrig
© Max Hart Nibbrig

El proyecto consiste en la adaptación de este espacio a un programa de ocio y estar que permita de su disfrute junto a un pequeño jardín. Por ello, se plantea una intervención de recursos reducidos, pero de gran resultado en la que las trazas de la antigua cuadra convivan con los requerimientos de un habitar contemporáneo. Se introduce una sobria solera de hormigón bruto a la que se le incrustan pequeñas baldosas de 10x10cm que habían pertenecido al espacio original y que la familia había guardado cautelosamente durante generaciones. Los huecos en fachada se amplían y alinean con los balcones superiores permitiendo la entrada de luz natural, junto con el acristalamiento de un gran hueco de 2,5x2x5m que da acceso a un callejón aledaño. Junto a una de las ventanas se construye un austero banco de yeso visto en el cual la familia pasa las veladas estivales. El antiguo bebedero de los animales, una pieza de piedra local de gran porte, se eleva sobre una articulada estructura de ladrillo refractario pintada en blanco, funcionando como pila de agua.

© Max Hart Nibbrig
© Max Hart Nibbrig

El jardín exterior se acondiciona con una sinuosa plataforma de hormigón coloreado, que serpentea a vegetación y arbolado existente, dando acceso al proyecto desde la calle. El plano de la solera se eleva 15cm sobre el suelo, permitiendo una continuidad espacial con el interior de la cuadra y generando un paisaje exterior cuasi doméstico que se adapta a las necesidades temporales de la familia.

© Max Hart Nibbrig
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