Editorial

RESETEAR…

Entiendo que alguien se desconecte románticamente, las sombras proyectan la esquina de una trasparencia. Entiendo el desapego, el amor evoluciona siempre, cambia, crece o desaparece.

Lo complicado de la relación hombre-mujer reside en que es un enfrentamiento y un complemento. Te lleva a rebobinar y resetear la mente y el espíritu. Y ante un freno por un rompimiento abrupto de mutua conveniencia y buscando tranquilidad, arribas al aislamiento.

El deterioro no es solo periférico, también es central. Cuando olvidas algo muy importante que estuvo en tu mente unos segundos, si, los nuevos y fugaces pensamientos se pierden, por el deterioro natural del entendimiento, o por la saturación en la capacidad de almacenamiento.

Como cuando te quedas absorto pensando en que estás olvidando algo muy importante, y nosabes qué es. Y mientras más tratas de acercarte a lo que se perdió, más te alejas de lo que buscas, y no sabes qué fué lo que en algún momento supiste, pero ya no. El invierno se encarga de recordarte tu edad.

Ese comportamiento en el que fuimos educados, de arrancones y frenazos que impiden la fluidez y naturalidad del acto. La vida se nos está derrumbando, y todavía estamos dudando actuar, los astros están alineados, y no les queremos hacer caso. Es un conflicto ambivalente,

en el que no quieres hacer daño a nadie, pero a la vez, no quieres dejar pasar una nueva iluminación. Cuando percibes que lo que dices o haces no le importa a nadie, es un gran alivio y tranquilidad pero también sientes la soledad, lo que si no fuera porque la vida va a terminar, no tendría la menor importancia.

Me comentan que en estos escritos brinco mucho de un tema a otro sin mayor explicación, creo que es como el pensamiento mismo, de tema en tema, a imagen y semejanza. Digamos que le doy su lugar al azar, no aspiro a armar una estructura coherente, más bien espero que en alguna medida la estructura se forme por sí misma, aún contra mi voluntad, aún contra la narración misma, tal vez abriendo nuevos significados e interpretaciones inesperadas, y algunas desconocidas, como podrían ser las de un anónimo lector.

El manejo de la ruptura, el poder cerrar un capítulo que todavía tiene partes inconclusas, figuras que solo puedes comprender con el paso del tiempo. La combinación de algo extraño y problemático con algo que es seguro y familiar.

José Fouché, el carácter más interesante de su siglo y temido ministro de Napoleón, al que prefirió integrar a su consejo pues afuera podría hacerle más daño. Un hombre que en el momento en que el mundo se transformaba, dirigió todos los partidos y fue el único que sobrevivió, y en una lucha psicológica, venció a Napoleón y a Robespierre. Estudió despacio y sigilosamente a los hombres, las cosas y la escena política, para influir con increíble perspicacia en los asuntos más importantes del estado, tan invisible y activo como el mecanismo de un reloj, envuelto todo en lejanía y misterio. Le sucedió lo mismo que a Sor Juana en su tiempo, para absorber el conocimiento, y abrazar las letras y la cultura de su tiempo, solo pudieron hacerlo a través de la Iglesia, inicialmente él fue un clérigo, ella una monja, que aunque él, más tarde renegó del yugo monacal, y ella sufrió por envidias, persecución y sojuzgamiento.

Otra VEZ, el daño a la mujer. Pienso que por envidia…alguien muy querido me acaba de pasar esta frase: “La envidia tiene el sueño muy ligero”, ¿no será eso lo que está dañando a la mujer? la envidia de hombres que no merecen llamarse así, no se dan cuenta que es comodísimo darle siempre la razón a la mujer…bueno, casi siempre. Ellas saben manejar mejor ciertas cosas, y además les gusta, vamos dándoles chance, pues…

El costo de algo no es necesariamente el precio que alguien esté dispuesto a pagar. El valor de algo es lo que alguien está dispuesto a pagar por ello.

La simplicidad es complejidad resuelta, decía Brancusi, escultor rumano influyente y exitoso en el alucinante París de sus amigos Duchamp y Modigliani, del que sus figuras doradas muestran un cierto parecido a sus pinturas, y un alto grado de modernidad sorprendente, ¡hacía esas caras doradas y esos pájaros en 1917! Afirmaba que forma es vacío, y vacío es forma.

Si no tienes dudas, eres arrogante


Rafaél Nadal
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