«Los estudios de arquitectura son un concepto obsoleto para operar en Cuba»
Ad Urbis es un colectivo cubano que afronta todas las particularidades de insertar arquitectura contemporánea en un contexto de altísimo valor patrimonial como es La Habana, promoviendo antes que nada la investigación, teoría y práctica arquitectónica entre los ámbitos del diseño y la educación.
Realizamos una entrevista con este grupo por estos motivos; indagar sobre sus reflexiones, sus procesos de trabajo, su relación entre el campo profesional y la academia, sus próximos proyectos y proyecciones para el futuro de la arquitectura en Cuba.
Ad Urbis: El contexto donde se desenvuelve el profesional de la arquitectura en Cuba tiene sus particularidades. La práctica privada de la profesión fue derogada en la década de los 60, como consecuencia los espacios de acción individual son muy limitados. Ya que se carece de un marco legal regulatorio que permita tener “personalidad jurídica” y con ello acceso legal al mercado de trabajo y materiales.
En este contexto adverso, opera un incipiente grupo de arquitectos e ingenieros. Es por ello que en Ad Urbis hemos re formulado la pregunta en función de reflexionar a cerca de lo que no somos. Con certeza, no somos académicos teóricos, ni artistas, ni constructores, no somos empresa, ni tan siquiera nos consideramos un estudio. Este último en particular consideramos que es un concepto obsoleto hoy día para operar en un entorno tan singular.
Podemos decir que somos un colectivo nucleado por cuatro personas, que se cruzaron en la academia en primera instancia, cuando dos de ellos le impartieron docencia al otro par. Este colectivo, en función de los encargos de proyecto, se amplia sumando a colaboradores. Desde nuestra condición individual, cada miembro desarrolla un camino profesional apegado a sus valores. Por decisión propia, y partiendo del principio de utilidad, tres de los cuatros miembros también desarrollan su trabajo profesional en instituciones públicas, dedicados a la producción, gestión e implementación de instrumentos especiales de desarrollo urbano, cuyo eje transversal es la salvaguarda y puesta en valor del patrimonio cultural.
Por consecuencia la construcción de conocimiento colectivo entre los ámbitos; públicos, académicos y privados resulta el mayor esfuerzo para la gestión de tiempos de producción del equipo. El cruce continuo de ideas, conflictos, problemas y soluciones entre estas tres esferas resulta el recurso fundamental de nuestros presupuestos conceptuales. Sostenemos nuestras acciones desde el pragmatismo y la gestión de tiempo; el estudio incesante, la reflexión crítica y el procesamiento de un imaginario que nos permite emprender la transformación de la realidad.
FD: Entonces, ¿Cómo trabajan a partir de eso – especialmente desde Cuba? ¿Cómo se traduce en su proceso de diseño?
AU: Nuestro principal objetivo es moldear el proceso de cada proyecto según las condiciones reales del escenario donde se desarrolla; siempre bajo principios éticos que regulan nuestra forma de hacer. En función de esto hacemos uso de la “mise en place” como filosofía de trabajo cada vez que iniciamos tarea. Esto nos permite empezar la concepción de la respuesta, al conocer a fondo cada detalle del problema. La estética de cada obra se convierte en un resultado y no en un fin. Esta manera de comprender y hacer nos ha permitido asombrarnos frente al conocimiento que se descubre en cada proyecto, e ir articulando consecuentemente durante los procesos, nuestro propio “pañol de herramientas”, este esta equipado con conceptos útiles como por ejemplo: ad (ecuación), ad-junción, ad-herencias o ad-yacencias.
La oportunidad de construir en contextos de altísimo valor patrimonial, resulta ser una excepción que ocurre en nuestro escenario a partir de la activación económica ocurrida en los últimos diez años. Esto nos ha permitido centrarnos en dos líneas de investigación.
La primera: Reciclaje como innovación. ¿Cómo reciclar y re-significar estos edificios? A partir de nuevas leyes y re-configuraciones, se le puede otorgar geometría y funcionalidad a estas viejas estructuras arquitectónicas. Se le otorga un valor agregado a una obra nueva, entendiendo que estas arquitecturas conciben las lógicas contemporáneas de producción, contraponen el escenario con sus escaseces, con sus virtudes, con sus complejidades y pretenden dar una respuesta acorde a su tiempo.