Urbanismo y Construcción

Pencil towers: los rascacielos que están transformando el skyline de Nueva York

No hay skyline más icónico que el de Nueva York. Las siluetas que conforman el horizonte de Manhattan forman parte de un imaginario colectivo plasmado en playeras, tazas, llaveros, pósters y toda clase de merchandising, una señal inequívoca de identidad que hace única a la Gran Manzana y enorgullece a los neoyorquinos.

Aunque los rascacielos se originaron en Chicago, fue en Nueva York, específicamente en Manhattan, donde las construcciones de edificios verticales con decenas de pisos se levantaron como nunca antes.

Uno a uno, los imponentes proyectos de cientos de metros de altura fueron superándose a sí mismos en una frenética carrera por alcanzar el cielo: el primer boom de rascacielos ocurrió durante la década de los 30, cuando el 40 Wall Street (también conocido como Trump Building) alcanzó los 283 metros de altura, suficiente para recibir el título del más alto del mundo, mismo que apenas pudo ostentar durante poco menos de un mes.

One World Trade Center en Nueva York

El Chrysler Building, finalizado 25 días después del 40 Wall Street, se convirtió en el edificio más alto del mundo durante once meses, antes de que el Empire State Building, el primero en tener más de 100 pisos y 443 metros de altura tomara su lugar.

El segundo boom de rascacielos en Nueva York llegó en los 60, cuando la ciudad comenzó a tomar la forma que le caracteriza alrededor del mundo, con calles donde las horas de luz son preciadas y las construcciones forman largas sombras.

En 1973, las Torres Gemelas sedes del World Trade Center, se convirtieron en la cima de Manhattan y el mundo, un escenario que se mantuvo intacto hasta su trágica destrucción en 2001. No obstante, a finales de 2014, el nuevo One World Trade Center tomó su lugar y con 541 metros de altura, es el edificio más alto de Nueva York hasta hoy.

El tercer boom de la construcción de rascacielos está en marcha, esta vez caracterizado por proyectos polémicos y con fines distintos a los edificios que se levantaron con anterioridad y se conviertieron en símbolos de la ciudad.

Esta nueva generación de rascacielos se conoce como pencil towers y tienen en común dos particularidades: se trata de proyectos residenciales de lujo creados para el mercado más exclusivo, cuya estructura hiperesbelta y ubicación privilegiada (con el objetivo de ofrecer las mejores vistas a los residentes) amenaza con cambiar para siempre el skyline de la ciudad.

En este momento, al menos veinte pencil towers están en construcción, forman parte de un proyecto que culminará en los próximos cinco años o ya son una realidad en Manhattan. No obstante, a pesar de que su estructura y la ingeniería detrás de su diseño significan un hito de la arquitectura contemporánea, cuando se trata de juzgarlos por su funcionalidad, estética y su papel en la transformación del entorno, la respuesta siempre es polémica.

Pencil towers desde Rockefeller Center Nueva York

Para la mayoría de neoyorquinos, las pencil towers inspiran un sentimiento diametralmente opuesto a por ejemplo, la empatía que generó la inauguración del Empire State Building en 1931, un evento multitudinario que desde la óptica estadounidense, fue presentado como un triunfo de la arquitectura, descrito en la portada de The New York Times como “la estructura más alta levantada por las manos del hombre”.

La inauguración incluyó al entonces presidente Herbert Hoover, quien desde la Casa Blanca activó un botón para encender las luces del edificio y cuyo revuelo ocupó las portadas de los diarios de todo el mundo.

El caso más reciente fue la inauguración del One World Trade Center en noviembre de 2014, pieza que completó el 9/11 Memorial Museum (abierto tres años atrás) y fue recibida como un símbolo de memoria y un espacio para honrar a las víctimas del 2001, además de un mensaje de fortaleza y unidad de la ciudad.

Pencil Towers en Manhattan

Pero las pencil towers no han corrido con la misma suerte. Al margen de los clientes e inmobiliarias, las construcciones han sido duramente criticadas, tanto por su uso residencial de gran lujo que representa la desigualdad de la ciudad, como por la cantidad de luz natural que bloquearán a nivel del suelo y en último término, por su estética y ubicación. La mayoría se levantan en la Calle 57 en Midtwon Manhattan, conocida popularmente desde hace un par de años como «Billonaire’s Row».

A pesar de que algunos de estos proyectos han sufrido modificaciones, enfrentado contratiempos y la resistencia de algunas organizaciones civiles, la gran mayoría como Central Park Tower, que al final de su construcción superará en altura al Empire State o 220 Central Park South, el edificio residencial más caro de los Estados Unidos, continúan en marcha.

Su construcción no sólo cambiará en definitiva el skyline de Nueva York, también la vida de cientos de miles de ciudadanos y el imaginario colectivo de la ciudad más cosmpolita del mundo. ¿Maravilla de la arquitectura que marca el inicio de una nueva era o símbolo de la inequidad? El debate sobre las pencil towers se intensificará aún más en los próximos años.


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