Por qué todo el mundo habla de este teatro natural en China
El mayor teatro natural del mundo tiene ahora la entrada más fascinante que podría haber conseguido, una estructura ondeante creada a partir de miles de cañas de bambú trenzadas. La naturaleza salvaje y majestuosa exaltada por la arquitectura artesanal y natural.
Infinitas olas de tela roja ondean sobre el río Li. Cientos de actores las sostienen y mecen desde sus barcas, visten un traje tradicional con los amplios y característicos sombreros de bambú. Una luna flotante y esos mismos pescadores que ahora la rodean en un círculo sin fin. Impression Sanjie Liu es baile y teatro sobre el agua, es luces y reflejos, es una oda a la tradición local de esta rural zona de China.
Ubicado en uno de los paisajes más dramáticos del gigante oriental, selva infinita llena de espacio entre los rocosos picos. Ante semejante espectáculo natural, cualquier intento por competir con él sería no solo en vano sino casi ridículo. Por eso mismo, llLab, el estudio encargado de llevar a cabo este proyecto, decidió que serían los elementos de la propia naturaleza los que articularían la arquitectura; el bambú, concretamente. Mucho bambú. Grandes racimos de bambú cubren la mayor parte del lugar creando estructuras de cañas y hojas, para coincidir con lo ya presente, la arquitectura tomó prestada la materialidad de esta planta reconfigurándola para crear un nuevo espacio.
llLab es un estudio de diseño con sedes en Shangai, Porto, Toronto y Tokyo, especializados en arquitectura, urbanismo, investigación y desarrollo. Su foco está en utilizar el diseño como herramienta para mejorar la vida social y cultural a varios niveles. Su acercamiento a los proyectos es experimental y juguetón a la vez que riguroso y excelentemente ejecutado; muestra de todo ello es sin duda este pabellón en la ciudad china de Yangshuo, en Guilin.
El bambú de estas construcciones aparece ligeramente oscurecido, delatando el trabajo en fuego que se ha llevado a cabo para curvar el material y poderlo así articular para crear las particulares siluetas del pabellón. Grandes equipos de artesanos locales han ensartado, pieza por pieza, las inacabables cañas de bambú en un patrón involuntario que no requiere pegamentos ni clavos para mantenerse en pie. Este método de construcción es sin duda un escaparate de complejidad moldeado por las manos y la intuición de las personas que han trabajado en él.
De noche, estos tejados tejidos en bambú en medio de la naturaleza salvaje cambian, ya que al apagarse la luz solar pasa a percibirse la luz que sale del propio tejido de la estructura, dándole una sensación de transparencia, la estructura entera es una lámpara de dimensiones teatrales que regala a los invitados un juego de luces y sombras. La estructura parece salida de un mundo de fantasía, la intención es la de encandilar al espectador sin restar importancia al paisaje.
El camino hasta llegar ahí ha sido también intervenido por unos farolillos de bambú en forma de bulbo que empiezan pareciendo el hogar de pequeños seres mágicos y van creciendo a medida que se anda hasta permitir que uno pueda caminar por su interior.
Este proyecto muestra que la arquitectura puede no solo integrarse en la naturaleza, sino ensalzarla y convertirla en un mundo real que parece imaginario.
