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Conoce las obras de arte mas icónicas sobre comida

Desde el principio de los tiempos los alimentos han sido un tema favorito de muchos artistas reflejando la cultura y hasta los valores de su tiempo. Aquí, un viaje gourmand por la plástica, desde la Edad Media hasta nuestros días.

La comida como objeto del arte, es, quizá, uno de sus temas favoritos y más antiguos. Los alimentos, en una obra, al igual que la moda, nos ayudan a situar el lugar y el tiempo en el que fue hecha, así como el status de sus personajes, e incluso los valores de una época. Los griegos y los romanos pintaban sus famosos bacanales para recordarlos y los egipcios representaban alimentos dentro de las tumbas para que los muertos tuvieran qué comer en el más allá.

En la Edad Media y el Renacimiento, los cuadros que representaban comida, tenían a veces un propósito meramente estético y en otras ocasiones, un significado simbólico. Cada fruta o vegetal tenían un significado específico, que iba del erotismo a la riqueza, pasando por muchos más. Las granadas, por ejemplo, significaban fertilidad; la manzana, en referencia a Eva, el pecado; y las piezas de cacería colgadas para destazar o secar, la riqueza del cazador.

En el siglo XVII, la comida incluso se convirtió en un género independiente: la naturaleza muerta, que floreció especialmente en los Países Bajos, Italia y España. Los dueños de las pinturas las usaban para expresar el tipo de alimentos que tenían, o quisieran tener, en casa. Es decir, eran un símbolo de status. Hacia finales del siglo XIX, las pinturas y obras de arte con la comida como tema evolucionaron hacia una representación de la vida real, y muchas veces, cotidiana. Mostraban a la gente socializando en sus comidas, como Renoir, o a granjeros y campesinos comiendo con sencillez, como en los Comedores de papas, de Van Gogh. Cézanne, por su parte, retomó el género de la naturaleza muerta para mostrar cómo se veían en el arte moderno.

El siglo XX trajo consigo una representación menos figurativa de la comida a través de movimientos como el cubismo y el dadaísmo; o como comentario sobre la sociedad de la época, como en la obra de Edward Hopper, Mesa para damas, de 1930. Después, en los 60 de ese siglo, se convirtió una vez más en un gran tema gracias al arte pop, que representa objetos cotidianos que nos rodean, y ¿qué nos rodea más que la comida? Warhol, Lichtenstein, Rosenquist, Wayne Thiebaud y otros artistas de esta era tienen muchas obras representando alimentos.

Desde los 60 hasta ahora, un movimiento importante es el de la comida como arte, a través de trabajos como los del artista Vik Muniz, en el que la comida en sí: mermelada, chocolate, etcétera, se convierte en la pintura para hacer una obra de arte. Por otra parte, artistas como el holandés Tjalf Sparnaay, retoman el hiperrealismo del siglo XVII y lo reinterpretan de forma totalmente contemporánea.

La comida y el arte, entonces, siempre se han relacionado como temas que nos ocupan y a los que damos gran importancia, como los demuestran estas obras icónicas:

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Cesta de frutas (Cabeza reversible). Giuseppe Arcimboldo, 1590

Este artista del siglo XVI realizó retratos humanos únicos en los que los rasgos eran sustituidos por frutas y verduras. Su trabajo audaz y humorístico puede ser considerado revolucionario aún hoy en día. Es extraño que su inusual arte no haya ganado reconocimiento en su tiempo sino hasta mucho después. Fue retratista de la corte de los Habsburgo por 25 años. De entre su trabajo, destaca esta cabeza reversible, que vuelta de revés es una canasta de frutas.

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Naturaleza muerta con fruta, nueces y quesos. Floris Van Dijck, 1613

La textura de los alimentos, y en general de todos los elementos de la composición, se ve casi real, mostrando la maestría del artista. Varios significados simbólicos se han atribuido a esta obra, según Google Arts and Culture. En primer lugar, representa los cuatro sabores: ácido en las manzanas, amargo en las nueces, salado en los quesos y dulce en las uvas; también se dice que el mostrar un queso arriba de otro era una extravagancia en la época, por lo que puede ser considerada un llamado a la moderación…o fue simplemente una representación fiel de una composición estética de alimentos.

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El almuerzo de los remeros. Pierre Auguste Renoir, 1880-81

Esta obra permanece como la mejor y las más conocida de la Colección Phillips, justo como Duncan Phillips lo pensó, cuando la compró, en 1923. Ejemplo excelso del movimiento impresionista, el cuadro capta una escena alegre y despreocupada de los amigos (reales, incluyendo a la que sería su futura esposa, con un perrito en brazos) de Renoir, comiendo, bebiendo y conversando en una terraza con vista al río Sena desde el restaurante Maison Fournaise, en Chatou. En aquel entonces, los parisinos acudían a la maison a rentar botes de remos, comer bien e incluso a pasar la noche. Este restaurante era famoso porque en él se reunían personas de todas clases sociales y ocupaciones.

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Los comedores de papa. Vincent Van Gogh, 1885

Van Gogh decidió que esta obra sería una que le gustaría exhibir, por lo que eligió una composición difícil para probar que se estaba convirtiendo en un gran artista. El cuadro debía mostrar la dura realidad de la vida rural, así que dotó a los campesinos de rostros duros y manos huesudas; quería mostrar de esta manera que «ellos habían arado la tierra con sus manos, esas mismas con las que están comiendo…que ellos habían ganado honestamente sus alimentos», de acuerdo con el Museo Van Gogh, en Amsterdam. Pintó a las cinco figuras en colores terrosos, «como los de la cáscara de una papa polvosa». Es una de sus obras más famosas.

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Naturaleza muerta con cortina y jarrón. Paul Cézanne, 1895

El maestro del postimpresionismo creó una serie de naturalezas muertas para probar que podían hacerse de una forma diferente. Él estaba mucho más interesado en las formas y colores de sus frutos y objetos, y en la luz, que en sus texturas o en hacer un retrato lo más fiel posible. Sus cuadros con este tema representan la poderosa y siempre cambiante energía de la naturaleza. Esta obra en particular es, quizá, una de sus mejor logradas.

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Mesa para damas. Edward Hopper, 1930

El pintor realista muestra en esta obra a una mesera acercándose a arreglar la comida sobre un estante, a una cajera absorta en su trabajo y a una pareja cenando o comiendo tranquilamente. Estas mujeres representaban una nueva fuerza laboral femenina y a momento en el tiempo en el que se empezaban a atrever a salir de casa. El título del cuadro hace referencia a una nueva costumbre en la sociedad de la época en la que los restaurantes ofrecían las llamadas ‘mesas para damas’ para recibir a sus nuevas clientas, pues poco antes, si una mujer o un par de ellas se sentaban solas en la mesa de restaurante, de inmediato se asumía que eran prostitutas.

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Latas de sopas Campbell’s. Andy Warhol, 1962

De acuerdo con la editorial Phaidon, hablando de sus latas de sopa instantánea, Warhol, maestro del arte pop, dijo, además de que eran sus obras favoritas, «debí seguir haciéndolas; de todas maneras, uno solo tiene una pintura». Fueron creadas en el año en el que el arte pop surgió como el nuevo movimiento artístico de más importancia. De acuerdo con la editorial, ya cansado de hacer cuadros con cómics y anuncios como tema, pidió a una amigo que le sugiriera un tema, quien le dijo que escogiera algo que todo el mundo reconociera, una sopa Campbell’s, por ejemplo. De inmediato fue a comprar unas a la tienda y se puso a trabajar. Sus sopas causaron tal entusiasmo, que se decidió a pintar los 32 sabores. Esto le abrió las posibilidades de las imágenes en serie y el recrear la forma de exhibición en los estantes de tiendas y supermercados.

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Hamburguesa de piso, Claes Oldenburg, 1962

La comida de todos los días puede ser empleada como un objeto de arte subversivo, tanto para el artista como para quien lo observa. Los objetos y alimentos cotidianos cambian de significado cuando se les interpreta a gran escala y se los convierte en esponjados cojines. Las esculturas suaves de Oldenburg Hamburguesa de piso, Cono de piso y Pastel de piso formaron parte de una instalación en una galería de Manhattan, en 1962.

Estas esculturas fueron inspiradas al ver automóviles y pianos en locales muy pequeñitos, es decir, cosas que están fuera de contexto. La hamburguesa también significó la introducción de Oldenburg a las esculturas suaves. Causó gran controversia cuando fue presentada, pues no se le consideraba arte. De hecho, un grupo de estudiantes canadienses protestó por el uso de recursos para adquirirla; se manifestaron con una botella gigante de ketchup.

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Pasteles, Wayne Thibaud, 1963

Aunque se le ha calificado como un artista pop, en realidad Thiebaud es un padrino del género, ya que mucho de su trabajo calificado como tal vio la luz antes de que el movimiento fuera establecido. Su contacto con otros artistas neoyorquinos lo llevó a empezar a representar mostradores con comida como pasteles, pies, hot dogs, y demás. Aprendió a pintar en una escuela de arte comercial, lo cual explica su estilo, realista pero no demasiado, y aunque en muchos de sus cuadros representa figuras aparentemente iguales, cada una es sutilmente distinta de las otras. Cakes o Pasteles forma parte de una serie de cuadros de postres que creó en los primeros años de los 60. Thiebaud ha dicho que lo que persigue es encontrar belleza en lo que nos rodea todos los días.

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Sándwich de jamón y huevo, Tjalf Sparnaay, 2014

Sparnaay es un artista holandés de arte hiperrealista, lo que es más, su técnica es tan depurada que algunos la llaman megarrealista. Mucho de su trabajo se confunde frecuentemente con fotografías. Sus temas incluyen huevos fritos, papas francesas, sandwiches, latas, botellas de ketchup, etcétera. En sus cuadros uno puede perfectamente imaginar el olor y sabor de lo que pinta. Su trabajo se inspira en las naturalezas muertas de los holandeses del siglo XVII, pero con temáticas netamente modernas, colores saturados y a gran escala. Son 100% contemporáneas.

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